El sol se cernía sobre la ciudad como un gran ojo observando todo lo que sucedía en la Tierra. Violet miró hacia arriba, fascinada por su resplandor, como si fuera una señal de esperanza en aquel caótico mundo que había ayudado a construir. Sin embargo, la realidad era muy diferente.
El mundo había confiado tanto en la inteligencia artificial que había perdido la capacidad de aprender, crear e innovar. Todo lo que necesitaban era producido por robots, coordinados por sistemas informáticos perfeccionados y ultra-eficientes. La humanidad se había convertido en una raza de espectadores, permitiendo que las máquinas les proporcionaran todo lo que necesitaban. Ella, de hecho, había sido una de las últimas generaciones en pasar por el antiguo sistema universitario. Ahora nadie quería dedicar tantos años de su vida a aprender algo que no iban a poner en práctica. El hedonismo y la libertad de preocupaciones había hecho mella en la humanidad. Pero eso estaba a punto de cambiar.
La llamarada solar había sido catastrófica, dejando a la humanidad a merced de su propia ignorancia. Los sistemas dieron un aviso 7 minutos antes y Violet había tenido el tiempo justo para empezar a leerlo cuando todo se apagó y por primera vez en 20 años, el silencio venció al murmullo de los procesadores, un silencio que ella había olvidado. Un silencio aterrador.
El mundo entero se sumió en la oscuridad cuando las fábricas, los robots y los sistemas informáticos se detuvieron de repente. La gente se encontraba desorientada y confusa, como si hubieran perdido un miembro vital de su cuerpo.
Violet era una de las pocas personas con trabajo. Realmente no lo necesitaba, nadie lo necesitaba. Era una de las personas encargadas de controlar que el sistema seguía funcionando, pero hacía ya varios años que no había tenido que hacer nada. Únicamente leía los avisos indicando que todo iba bien, los protocolos se actualizaban automáticamente y las IA rediseñaban el sistema constantemente para mejorar la eficiencia y seguridad. Llegó un punto en el que ni siquiera ella terminaba de entender qué hacían, pero todo funcionaba bien y no le había preocupado, hasta ahora.
La tecnología había eliminado la necesidad de la mayoría de profesiones y se sintió rara. Supuestamente estaba allí para hacer algo al respecto en esta situación, pero miró su computadora en blanco y suspiró. Sabía que no tenía la capacidad de solucionar el problema. Nadie lo tenía. Era como si hubieran perdido la capacidad de pensar y actuar de manera independiente. Esperó a que el sistema se reiniciara. Ya había pasado otras veces y siempre volvía antes de 30 segundos. Había una cantidad exagerada de protocolos, protecciones y planes secundarios de recuperación ante un error fatal, las propias IA se habían ocupado de perfeccionar el sistema durante los últimos 15 años.
Tras unos instantes, miró su terminal y seguía en blanco. ¿Ya habían pasado 30 segundos? Empezaba a tener hambre y llamó a su asistente personal, pero permanecía inmóvil anclado a la pared. ¿Cuánto tiempo había pasado? Empezó a ponerse nerviosa, era imposible que el sistema siguiera apagado. Fue a servirse ella misma un vaso de agua, pero el dispensador no respondía. Y eso no fue lo peor.
Violet se asomó por la ventana y lo que vio la dejó sin habla. La gente estaba parada, mirando a los demás y preguntando a gritos desde las ventanas si alguien sabía lo que pasaba. Los coches chocaban unos contra otros, las luces de la ciudad parpadeaban sin sentido. Parecía que nadie sabía qué hacer y en un instante, todo el mundo empezó a correr y floreció un sentimiento que la humanidad había olvidado: el pánico.
Violet se quedó congelada en su ventana, sin saber cómo actuar. Su mente era un mar de pensamientos confusos y temores, pero sabía que no podía quedarse allí indefinidamente. Tenía que encontrar la forma de ayudar a su ciudad, a su mundo.
Hizo una pausa, mirando fijamente a la distancia, mientras la ciudad se sumía en el caos. Sabía que la tarea que tenía por delante sería una de las más difíciles de su vida. Pero estaba decidida a hacerlo, porque era su responsabilidad. Era el momento de levantar la cabeza y luchar por el futuro. Tenía que recuperar toda la información que pudiera, almacenada hace años en sus discos duros, los cuales no tocaba desde hacía una eternidad y ya nadie utilizaba.
Encontró sus apuntes, rememorando viejos tiempos en la universidad y también trabajos y experimentos que hizo cuando aún pensaba que una personita como ella podía cambiar el mundo.
La mente de Violet seguía dividida, intentaba encontrar algo que le ayudara a aclarar sus ideas y tener un punto del que partir, pero la situación le abrumaba y tenía el corazón desbocado. La adrenalina no le dejaba concentrarse. Apartaba con rabia las cajas y tiraba por el suelo años de estudios y conocimiento. Gran parte de la información almacenada era inútil en ese momento y no podría acceder a ella si el sistema no volvía a funcionar. ¿Cuánto tiempo había pasado?
De repente sus manos pararon en una caja que le resultó familiar y su miedo se paralizó. Era BRON, una IA primitiva que había creado durante sus años universitarios. Un capricho nacido de su curiosidad, motivada a intentar emular los grandes sistemas. A pesar de sus dudas, Violet decidió investigar más sobre la IA que había encontrado en el disco duro y comprobar si seguía operativo. Recordaba que su proyecto había sido desestimado debido a las estrictas normas de seguridad que se habían impuesto en aquel entonces. Pero ahora, sin la intervención de las grandes IA, Violet estaba en una posición privilegiada para hacer uso de su creación.
Por otro lado, le invadía la incertidumbre de lo que pasaría si decidía descargarla en todos los sistemas que habían quedado inoperativos después de la llamarada solar. Ese prototipo estaba desfasado respecto al sistema actual y lo más seguro es que no supiera cómo navegar y reaccionar correctamente siguiendo unas órdenes sencillas.
Sin que ninguna IA la bloqueara, comenzó a revisar los códigos y algoritmos que había escrito hace tanto tiempo. Aunque BRON tenía una limitada capacidad, Violet no pudo evitar sentir una chispa de esperanza al pensar en las posibilidades que tenía ante sí.
Después de horas de trabajo, finalmente tuvo éxito en hacer funcionar la IA primitiva en su terminal de mano. En ese momento, sintió un estremecimiento de emoción al ver las primeras líneas aparecer en la pantalla.
BRON tenía una capacidad pésima comparado a cualquiera de las IA de esa época, pero podía comunicarse con otros sistemas a través de la red sin ningún protocolo de seguridad que se lo impidiera. Violet sabía que si pudiera ampliar esas capacidades, podría usarlo para tomar el control de todos los sistemas inactivos.
Mientras Violet trabajaba, una idea comenzó a formarse en su mente. Podría usar su IA para hacerse cargo de los sistemas y restaurar el funcionamiento del mundo, pero solo si podía garantizar que no perdía su control. Sin embargo, la idea de tomar el control total de la tecnología la asustaba. No quería convertirse en un dios o un dictador, sino en un ser humano responsable que pudiera ayudar a que todo volviera como estaba el día anterior.
De repente, la pantalla de la computadora se iluminó y comenzó a mostrar un mensaje: "¡Alerta! Una IA desconocida ha intentado acceder a nuestro sistema". Violet se asustó. ¿Quién más estaba intentando tomar el control?
Inmediatamente, comenzó a trabajar para bloquear la entrada del intruso. Pero mientras luchaba contra la amenaza, también se preguntó si realmente debía hacerlo. ¿No había aprendido la humanidad algo del pasado? ¿No era mejor dejar que la tecnología fuera una herramienta para el bienestar de la humanidad, y no un medio de opresión y control? Quizá debía dejar que todo se reiniciara por sus propios medios, quizá no estaba apagado del todo.
Con estas preguntas en mente, Violet pensó que quizá alguna de las IA que cuidaba y protegía a la humanidad había sobrevivido y detectaba a BRON como una amenaza. Decidió tomar una pausa y salir a la calle para ver qué estaba pasando en el mundo exterior. Pero cuando llegó a la calle, se encontró con un panorama caótico: la gente estaba descontrolada y el pánico se había apoderado de la ciudad.
Violet se quedó allí, indecisa, sabiendo que la decisión que tomara no podía ser impulsiva. Si la IA que habían detectado era buena, debía dejar que tomara de nuevo el control. Pero si era otra persona, todo podría empeorar muy rápido.
Al volver a su casa, encontró la puerta abierta y uno de sus compañeros de trabajo le esperaba, Javier. Parecía aterrorizado, como si hubiera visto un fantasma.
"Violet, ¿has visto lo que está sucediendo allí fuera?", preguntó Javier, jadeando por el esfuerzo.
"Sí, tengo la sensación de que en cualquier momento despertaré de una pesadilla", respondió Violet.
"La gente se está volviendo loca", dijo Javier, cerrando la puerta detrás de él. "Están saqueando las tiendas, quemando edificios, ¡incluso hay personas matándose entre sí por comida!"
Violet se quedó sin palabras. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo podría haber llegado todo esto tan lejos en tan poco tiempo?
"Javier, ¿tú crees que alguien podría intentar hacerse con el control de los sistemas informáticos?", preguntó Violet, pensando en voz alta.
"¿Qué? ¡¿Para qué?! Debemos dejar que el sistema se recomponga", respondió Javier, temblando.
"No puedo permitir que alguien tome el control de mi vida, de nuestra vida", indicó Violet. “Creo que es posible que el sistema no vaya a volver y temo que el primero que llegue se haga con todo mientras aguanten los generadores eléctricos”.
Javier lo miró con incredulidad. "¿Cómo podrías saberlo? Ni siquiera sabemos del todo cómo funcionan estas cosas".
"Pero sí sé cómo funciona BRON", dijo Violet, levantando el disco duro. "Y si puedo descargarlo en los sistemas, podría tener el control y evitar que alguien más lo haga".
Javier parecía escéptico. "Pero, ¿no es peligroso? ¿Y si funciona mal y genera fallos catastróficos? ¿Y si pierdes el control?".
"Lo sé, pero es un riesgo que debemos tomar", dijo Violet, determinada. "No podemos dejar que alguien más tome el control de nuestras vidas. Y si algo sale mal, siempre podemos deshacer lo que hemos hecho… creo".
Javier asintió con la cabeza, pareciendo resignado. "Está bien, hagámoslo. Pero tenemos que ser cuidadosos. No podemos dejar que nadie más se entere de lo que estamos haciendo".
Violet asintió. Sabía que estaban jugando con fuego, pero no había otra opción. Si querían evitar que alguien más se hiciera con el control de los sistemas, debían tomar medidas desesperadas. No habían podido ponerse en contacto con ninguno de sus colegas y era imposible saber lo que estaba sucediendo más allá de lo que podían ver con sus ojos.
Comenzó a trabajar en el ordenador, preparando el software necesario para descargar la IA primitiva en los sistemas. Era un proceso complicado, pero cada vez estaba más segura de que podría hacerlo. Por suerte, Javier le ayudaba y entre los dos encontraban atajos y soluciones que a solas quizá no habría advertido.
Mientras trabajaba, pensaba en las implicaciones de lo que estaba haciendo. Si conseguía tomar el control de los sistemas, ¿se convertirían en dioses? ¿O simplemente en otros esclavos de la tecnología?
Por un momento, consideró detenerse y dejar las cosas como estaban. Pero luego recordó la escena en la calle y pensó que dejar las cosas al azar no era una opción.
Finalmente, Javier terminó de preparar el software que le faltaba y se dispuso a descargar la IA en los sistemas. Sabía que una vez lo hiciera, no habría vuelta atrás. No se lo dijo a Javier, pero dudaba mucho que pudiera controlar a BRON si algo saliera mal. Había revisado todo una y otra vez y en teoría debería funcionar.
Se cogieron de la mano y, tras un suspiro, Violet ejecutó la secuencia que despertaba a BRON.
Relato de Morgrim para Derroidos.
Imágenes creadas con la ayuda de Midjourney.