Cuentan que en el saco de Papá Noel hay regalos, pero también naranjas, uva del Vinalopó y turrón de Jijona. Quizá lo del Polo Norte solo fue cosa de Coca Cola y, realmente, Santa llegó en barco de vapor desde Alicante.
Cada 5 de diciembre, los niños holandeses cantan por las calles de Ámsterdam una canción que dice “Hij komt, hij komt, de lieve goede Sint” (ya llega, ya llega, el bueno de San Nicolás). A lo lejos, se adivina la esperada llegada de un barco de vapor cargado de regalos. Es el día de Sinterklaas, una fiesta navideña típica de Holanda y las zonas flamencas de Bélgica que celebra la llegada de Papá Noel.
Sin embargo, el detalle que hace saltar las sospechas reside en la presencia de una bandera española situada en la popa de un barco que antaño traía juguetes, almendras y naranjas.
Los holandeses llevaron esta tradición a Nueva Ámsterdam (actual Nueva York) pero ya sabemos lo que a los yankees les gusta un buen marketing y lo mucho que Coca Cola influyó a la hora de vender la imagen final del Santa Claus gordinflón, barbudo y vestido de rojo. Sin embargo, bajo esa capa de tópicos deliciosos aún susurra la leyenda de un Papá Noel que siempre vino de España, en concreto de Alicante.
La información aquí aportada solo se basa en leyendas bien hiladas.
Entonces, ¿Papá Noel viene de Alicante o de Turquía?
DICEN QUE…
El Papá Noel original vestía de verde y pesaba menos kilos. Se llamaba San Nicolás y fue un obispo de la ciudad turca de Mira conocido por obrar varios milagros en su comunidad durante el siglo IV. El 3 era un número importante en la simbología de San Nicolás, ya que salvó a tres marineros de morir durante un naufragio y resucitó a tres niños asesinados por un carnicero. Tres eran también las hijas destinadas a ejercer la prostitución obligadas por un padre en extrema pobreza. Para salvarlas, el obispo introdujo por una chimenea una bolsita de varias monedas de oro. Esto ya os suena más familiar, ¿verdad?
En el siglo XI, un grupo de comerciantes italianos secuestró los restos del obispo para llevarlo al sur de Italia, momento en que el santo comenzaría a ser conocido como San Nicolás de Bari. Fue así como la figura de un hombre barbudo y bondadoso que concedía regalos a los niños que se portaran bien se expandió durante la Edad Media por el resto de Europa.
Con el tiempo, San Nicolás se convertiría en santo de muchas ciudades españolas, entre ellas Alicante, de cuyo puerto comenzaron a partir barcos cargados de azafrán, anís, comino, o vinos de producción local como el fondillón, el aloque, moscatel o malvasía. De hecho, a lo largo del siglo XVII Alicante pasó a ser el puerto principal para Holanda como consecuencia de los tratados de Paz de Münster y Westfalia firmados en 1648.
San Nicolás
Durante la víspera de Navidad, la llegada del barco de vapor español a los puertos de Holanda era motivo de celebración. Los niños se asomaban a los canales aguardando los regalos de Sinterklaas (San Nicolás), quien descendía en un caballo blanco llamado Amérigo acompañado de un paje de color llamado Pedrito o Pedro el Negro (Zwarte Pieten, en neerlandés), figura cuyas críticas racistas se vienen suscitando desde principios del siglo XX. Nombres y motivos íntimamente relacionados con la ciudad de Alicante, como bien trata de hilar el profesor de la Universidad de Alicante Pablo Rosser en este vídeo.
Tal y como cuenta Rosser, Amérigo era el nombre de una familia de joyeros de Alicante, con talleres cercanos a la catedral de San Nicolás (uno de los lugares incluidos en algunas de las rutas temáticas navideñas que se celebran este mes en la ciudad de Alicante). También apunta que los rasgos de Pedrito se asemejaban más a los de un morisco, nombre con el que se conoce a los musulmanes expulsados en 1609 por la Corona Española a través del Puerto de Alicante. Por último, entre los productos que traía Sinterklaas se encontraban regalos de Ibi (Capital del Juguete de Alicante), uva del Vinalopó naranjas o vinos de la tierra.
Y SAN NICOLÁS SE TRANSFORMÓ EN SANTA CLAUS
¡Sinterklaas, buen hombre santo!
Ponte tu mejor bata,
cabalga hacia Ámsterdam,
A Ámsterdam desde España,
pequeñas manzanas de brillo naranja,
Manzanas de los manzanos,
¡Sinterklaas vendrá!
Poema holandés publicado en ‘The New York Spectator’ el 15 de diciembre de 1810.
El siglo XVII fue testigo de algunos de los movimientos migratorios más determinantes de la historia moderna, entre ellos la fundación de Nueva Ámsterdam (actual Nueva York) por parte de los holandeses. Un acercamiento que permitió exportar parte de las tradiciones al otro lado del charco, incluyendo la leyenda de un obispo que traía jugosas y dulces naranjas, uvas y brillantes almendras.
Santa Claus ilustrado en 1880 por Thomas Nast.
Ya en 1809, el escritor Washington Irving mencionó en su libro ‘Una historia de Nueva York’ a un santo a bordo de un barco holandés y llamado Sinterklaas, nombre que se adaptaba mejor a la pronunciación angloparlante como Santa Claus. A partir de entonces fueron surgiendo descripciones por parte de escritores y poetas como James Kirke Paulding o Clement Clarke Moore, quien definió a Santa Claus como un duende delgado y sustituyó al caballo de San Nicolás por un reno tirando de un trineo.
Para 1863, las tiras navideñas realizadas por el ilustrador sueco Thomas Nast para la revista Harper’s Weekly, la imagen de un Santa Claus gordito, bonachón y con barba se apoderó de toda Nueva York. El psss de una lata, Laponia, una barba tan blanca. ¿A quién pertenecen todos estos atributos que terminan de configurar al Papá Noel que todos conocemos? A un dibujante llamado Haddon Sundbloom que recibió en 1931 un encargo de D’Arcy, la agencia de publicidad de Coca-Cola. El resto es historia.
En estos momentos no sabemos el punto exacto del famoso trineo, o si el espíritu navideño se dará unas vacaciones en Maldivas al terminar la temporada. Pero algo nos dice que, en su bolsa de regalos, Papá Noel sigue llevando coca amb tonyina, turrón blando y una botella de mistela.
Fuente www.traveler.es
Al final va a resultar que esta tradición es de origen Español, ho ho ho. Cuando veáis a Papa Noel en alguna peli yanqui, pensad en Pedrito